Los filtros cerámicos eliminan eficazmente las bacterias del agua a través de un proceso llamado filtración física. El filtro de cerámica contiene pequeños poros que son lo suficientemente pequeños como para permitir el paso de las moléculas de agua, pero atrapan las bacterias, evitando que las bacterias pasen y contaminen el agua.
A medida que el agua fluye a través del filtro cerámico, los pequeños poros bloquean físicamente las bacterias, mientras que el agua continúa fluyendo a través del filtro. El resultado es agua libre de bacterias dañinas y otros microorganismos.
Los filtros de cerámica son particularmente efectivos para eliminar bacterias porque no dependen de productos químicos, electricidad u otros tratamientos que puedan alterar el sabor o la calidad del agua. En cambio, el proceso de filtración física proporciona una forma natural y eficaz de purificar el agua. Otro beneficio de los limadores de cerámica es que no desperdician agua.
El mantenimiento regular y la limpieza de un filtro cerámico son simples. Frote ligeramente el filtro de cerámica con una almohadilla para fregar mientras lo pone bajo el agua. La limpieza regular asegura su eficacia continua.