EMF significa campos electromagnéticos, que son generados por la interacción de campos eléctricos y magnéticos. Los campos electromagnéticos están presentes en todas partes de nuestro entorno, y muchos de nuestros dispositivos modernos, como teléfonos celulares, computadoras y televisores, también emiten campos electromagnéticos.
Los estudios muestran que la exposición prolongada a altos niveles de campos electromagnéticos aumenta el riesgo de cáncer y otros problemas de salud.
Nuestros cuerpos dependen de varios procesos eléctricos para funcionar correctamente. Por ejemplo, el sistema nervioso se basa en impulsos eléctricos para transmitir información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Cuando se estimula una célula nerviosa, o neurona, genera un impulso eléctrico, o potencial de acción, que viaja a lo largo de la neurona hasta su extremo, donde libera sustancias químicas que activan la siguiente neurona de la cadena.
De manera similar, el corazón depende de los impulsos eléctricos para mantener su ritmo y bombear sangre por todo el cuerpo. Las señales eléctricas que controlan los latidos del corazón se originan en un grupo especializado de células llamado nódulo sinoauricular (SA), que actúa como el marcapasos natural del corazón. Desde allí, las señales eléctricas viajan a través del sistema de conducción del corazón, haciendo que los músculos del corazón se contraigan y bombeen sangre.
Además de estos ejemplos, hay muchos otros procesos eléctricos que ocurren en el cuerpo, como la contracción de los músculos, la función de los riñones y otros órganos, y la regulación de varias hormonas y enzimas. Todos estos procesos son esenciales para mantener nuestra salud y bienestar general.
El cambio de los campos electromagnéticos afecta negativamente los procesos eléctricos en nuestro cuerpo.